La mejor de las opciones de embalaje es el aluminio. Ocupa el primer lugar en términos de reciclabilidad, ya que es infinitamente reciclable y no necesita clasificarse como el vidrio. Es más liviano y, por lo tanto, tiene una huella de transporte menor que el vidrio.

Entonces, ¿por qué no usamos aluminio todos juntos? Los principales problemas de los envases de aluminio se pueden resumir en dos partes; producción y robustez. Además, el triste pero cierto hecho es que, a pesar de sus mejores esfuerzos, algunos envases de aluminio no se reciclan porque pueden comprimirse tanto que se deslizan en una instalación de clasificación, o la instalación no puede determinar si es un tubo de aluminio reciclable o un material mixto, por lo que es probable que los tubos terminen en un vertedero.

Solo unos pocos fabricantes tienen la tecnología necesaria para sellar tubos de aluminio. A diferencia del plástico que se llena y sella con calor; los tubos de aluminio se llenan y luego se enrollan y sellan. Para una marca pequeña como la nuestra, cuando ya tiene una relación de larga data con un fabricante doméstico local, cambiar sus proveedores y procesos puede convertirse en un desafío y no queremos trasladar nuestra fabricación al extranjero por varias razones. El aluminio es costoso para el medio ambiente cuando se trata de producir los tubos, latas o botellas. El aluminio requiere mucha energía para ser extraído de nuestro planeta, es costoso y luego produce muchas emisiones cuando se fabrica en formas de empaque.